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Nicanor, entre el medio y el mensaje

Por Paula Mateo (Socióloga, Magíster en educación y Directora del Programa Universitario de Estudios de Infancias y Adolescencias-UNSJ)

Nicanor conmueve, es solidario y bueno. Es un digno hijo de lo mejor de la escuela pública argentina, donde algunas utopías son posibles. Su generosidad afectuosa y desinteresada con sus compañeros, con sus amigos del barrio, es de un compromiso poco común en muchos adultos. Está feliz con su “escuelita” y orgulloso, y su nobleza se hace sonrisa. Y su sonrisa franca perfora la pantalla.
La pantalla decía Canal 8, versión local del Grupo Clarín. Le estaban haciendo una nota y una periodista, con lágrimas en los ojos, muestra la casa humilde de Nicanor, a quien presentan como un pequeño Sarmiento en tierra sanjuanina.
Y la maquinaria se pone en marcha: “Lo esencial es la vocación», sentencia la periodista, mientras la cámara enfoca el reparo precario que amorosamente hizo en el patio de la casa la abuela de Nicanor para que los chicos no pasen tanto frío. El off de la periodista sigue: «Lo material no es una limitación cuando se tienen ganas».
El medio, Canal 8, nos educa con un metadiscurso explícito: miren qué bien este pequeño maestro que no hace paros ni reclama salarios dignos ni infraestructura ni formación docente. Mírenlo, aprendan de Nicanor, que no pide nada, pequeño e inocuo. Basta su “vocación”, para qué más.
Y no hace falta decir mucho más. Canal-8-grupo-clarín nos muestra un niño al que le basta su vocación. Y luego nos pasa una noticia sobre los reclamos sindicales docentes. Una obra maestra de creación de sentidos comunes. A esta altura, cualquier Doña Rosa larga el discurso antidocente, antigremios, antipolítica.
No quisiera que esta nota sea malinterpretada, que quede claro: yo lo quiero al Nicanor, lo requetequiero.
Pero lo quiero jugando a la escuela, jugando a ser maestro, jugando a ser inventor, jugando a ser geólogo, jugando y no cargando con una responsabilidad que quizás más adelante le empiece a pesar demasiado. Nicanor no tiene que hacerse cargo ni de las deficiencias del sistema educativo ni de las operaciones mediáticas antisindicales.
Lo quiero a Nicanor terminando la secundaria y yendo a la Universidad. Lo quiero con su propia compu de Conectar Igualdad, con su subsidio de transporte porque vive lejos, con su beca de estudios, con su bici arreglada.
Y quiero que esa abuela solidaria y bella con la que vive tenga una jubilación digna, y que en su casa no pase frío porque tiene que “ahorrar” en gas y en luz, como le dicen los ministros. Y quiero que sus amigos, a los que tan generosamente da clases, estén abrigaditos, sin mocos, vacunados. Y que haya leche en sus casas, y comida calentita.
Y quiero los maestros de estos niños bien pagados.
Yo lo quiero al Nicanor. Lo requetequiero. Lo quiero maestro cuando sea grande, es más, lo quiero director de escuela, lo quiero ministro de Educación. Nadie mejor que él sabrá hacerle frente a un gobierno que precariza la docencia, que desfinancia la educación pública, que quita la AUH, que elimina las computadoras.
McLuhan dice que “el medio es el mensaje”, y que canal-8-grupo-clarín nos pase esta noticia es un discurso en sí mismo, que la editorialice dando lecciones subliminales de ética docente da bronca, y que para ello use impunemente a un pibe hermoso, bueno, solidario y generoso como Nicanor es indignante.

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