Rocío Ccjuiro, que nació y se crió en la comunidad campesina de Huila Huila, en Perú, describió el impacto que traería la construcción del Aeropuerto Internacional de Chinchero, en Cuzco.
Su piel es del color de la tierra, su sonrisa brilla como chascas(estrellas) alineadas y en su mirada el calor de Inti. Dulce en sus modos, pero aguerrida defensora de sus creencias, haciendo honor a su estirpe.
Ante la pregunta de qué es el progreso para ella, Rocío es tajante: “El progreso es: que, desde nuestra comunidad nosotros decidamos el cómo queremos el desarrollo, desde nuestras miradas, no recibir el progreso desde las visiones de la Autoridad Nacional de Perú o desde la Capital que es Lima, en realidad todos los proyectos vienen desde el Norte, con decisiones ya designadas, sin ver nuestra realidad”.
A pesar de la publicidad oficial de gobierno que destaca la importancia económica del aeropuerto donde pasarán diariamente alrededor de 20.000 pasajeros, trayendo oportunidades de trabajo y desarrollo a la región, los primitivos habitantes del lugar sostienen que no han tenido ningún tipo de beneficio desde 1980 en que millones de turistas de todas las nacionalidades visitan el Machu Picchu pasando por su comunidad, donde no hay servicios básicos como agua potable o desagües. Ellos son felices trabajando las chacras, guiándose por la lectura de la luna y el sol, honrando las tradición natural y cultural de los Incas.
Para Rocío el camino por recorrer debe darse en el marco de la resistencia, pidiendo a los jóvenes de las comunidades que han tenido la oportunidad e estudiar en las universidades que vuelvan y vuelquen en ellas lo que han aprendido, que no se dejen corromper por el sistema.
Desde Cusco, el ombligo del mundo como afirma la tradición incaica, dejó su mensaje: «Con todas las fuerzas de Pacha Mama yo invoco a todos los pueblos originarios de Latinoamérica y del mundo a que nosotros resistamos….sigamos bailando nuestra herencia cultural, hablando nuestros idiomas, vistiendo nuestras propias ropas…..”
