Los contaminantes persistentes: PFAS y sus efectos
Los PFAS (sustancias perfluoroalquiladas) son compuestos químicos famosos por su increíble resistencia. Estos contaminantes no se descomponen fácilmente y la Organización Mundial de la Salud (OMS) ya los ha identificado como cancerígenos. Se han encontrado en distintos ambientes, incluida la cocina, lo que genera serias inquietudes sobre sus efectos en la salud.
Un reciente estudio publicado en The Lancet muestra una sorprendente relación entre los PFAS y un riesgo mayor de cáncer de tiroides. Según esta investigación, las personas que entran en contacto con estos compuestos tienen un riesgo 56% mayor de padecer esta enfermedad. Por ello, la Unión Europea ha sugerido una legislación para prohibir el uso de PFAS en diversos productos, incluidos los utensilios de cocina.
Utensilios de cocina que conviene evitar
Para reducir los riesgos en la cocina, es fundamental identificar aquellos utensilios que pueden soltar sustancias dañinas. Por ejemplo, la vajilla de melanina libera formaldehído cuando se calienta a más de 70 grados Celsius. La organización UFC Que Choisir recomienda evitar calentar estos productos para minimizar el peligro.
Los accesorios de silicona tampoco escapan a este problema. Según un estudio de 60 Millones de consumidores, pueden volverse tóxicos si se someten a temperaturas similares. Además, sartenes y cacerolas con revestimiento antiadherente pueden contener PFAS, especialmente si el recubrimiento está dañado; por eso, es buena idea cambiarlas si tienen arañazos visibles.
- Otros utensilios que pueden presentar problemas son los hervidores de plástico, que liberan disruptores endocrinos al calentar agua;
- las cafeteras de aluminio, que podrían acumular contaminantes con el uso frecuente;
- y los utensilios de cobre, que al oxidarse generan un verdín tóxico.
- Hasta las tablas de cortar de plástico pueden desprender micropartículas con el tiempo.
Cómo lograr una cocina más segura
Para protegernos frente a estos riesgos, es importante revisar los utensilios que usamos a diario. Escoger alternativas más seguras y cambiar algunos artículos regularmente puede marcar una gran diferencia en la exposición a sustancias nocivas.
Estar informados sobre estos peligros nos ayuda a tomar decisiones de compra más acertadas y a cuidar nuestro bienestar. Si prestamos atención a los materiales y productos que integran nuestra cocina, contribuimos a tener un hogar más saludable y libre de amenazas invisibles. Con cada paso hacia mejores elecciones, avanzamos hacia un entorno doméstico más seguro, y la responsabilidad recae en cada uno de nosotros para adoptar prácticas culinarias más seguras.