Prendas cotidianas como depósitos de microbios
La ropa de diario, como guantes y abrigos, está en constante contacto con superficies que pueden estar contaminadas, convirtiéndolos en verdaderos depósitos de gérmenes. Durante el invierno, cuando se multiplican los resfriados y las infecciones respiratorias, esta acumulación se vuelve aún más problemática. Por ejemplo, los guantes de tela son punto de encuentro para muchos microbios debido a su uso frecuente y al contacto directo con diferentes superficies.
Un especialista de la Universidad de Arizona, citado por el New York Post, comenta que en ambientes cerrados la exposición a estos gérmenes es máxima. Además, se estima que las personas se tocan la cara unas dieciséis veces por hora (lo que facilita la transmisión indirecta de bacterias a través de las prendas).
Trucos para limpiar guantes y abrigos
Una limpieza regular y adecuada es clave para disminuir los riesgos asociados a estas prendas. Se recomienda lavar los guantes de tela al menos una vez por semana con agua a alta temperatura para eliminar las bacterias. Si no se puede lavar frecuentemente, usar un ciclo de secado de cuarenta y cinco minutos o limpiarlos con toallitas desinfectantes puede ser una solución intermedia bastante útil.
En cambio, los abrigos suelen recibir mucho menos cariño en cuanto a la limpieza. La mayoría se llevan a la tintorería solo una vez al año, lo que resulta insuficiente, ya que acumulan polvo, contaminantes y microorganismos. Para evitar problemas como irritaciones en la piel o el empeoramiento de alergias, lo ideal es llevar los abrigos a la tintorería varias veces durante la temporada.
Consecuencias y cuidados preventivos
No limpiar debidamente estas prendas puede traernos dolores de cabeza en temas de salud. Un abrigo sucio puede provocar irritaciones en la piel y favorecer la aparición o el empeoramiento de alergias. Por otro lado, los guantes permiten que las bacterias tengan un fácil acceso a nuestras mucosas faciales, lo que aumenta el riesgo de enfermarnos en invierno.
Para evitar estos inconvenientes, es importante seguir una rutina de mantenimiento adecuada. Lavar los guantes cada semana o, de no ser posible, usar otros métodos como el secado, es suficiente para mantenerlos en buenas condiciones. Asimismo, antes de guardar los abrigos al llegar la primavera, conviene hacerles una limpieza completa para asegurarse de que dejan atrás todos los contaminantes recogidos durante el frío.
Consejos para cuidar la ropa a tope
Adoptar los consejos que recomiendan microbiólogos y expertos en textiles puede marcar una gran diferencia en nuestro bienestar. Usar sprays desinfectantes para telas entre lavados y apostar por forros desmontables que se puedan lavar en máquina son estrategias prácticas para mantener la ropa fresca y libre de gérmenes.
Cuidar bien de nuestras prendas no solo las hace durar más, sino que también nos protege de posibles problemas de salud relacionados con la falta de higiene. Pensar en estos detalles nos ayuda a actuar de manera responsable y a cuidar nuestra salud durante todo el año.