Saltar al contenido

Luis Solera: “Tenemos que mantenernos vivos porque detrás nuestro vienen un montón que ni siquiera vamos a conocer, miles y miles de seres anónimos a los que debemos amar”

[vc_row][vc_column][vc_column_text]

Demoledor de fronteras y prejuicios, capaz de navegar con pericia en las aguas calmas y suaves de la tonada y saltar sin tapujos a las agitadas del rock and roll. El siempre vigente Ullunero, Luis Solera, nos visitó en la Lechuza y nos regaló esta entrevista. Sus palabras y su música para la comunitaria de Pocito:

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]IMG_7076

“Y después inevitablemente el rock and roll”

Nací en Rivadavia, y me crie en Ullúm, con abuelos tonaderos, amigos tonaderos… y después inevitablemente el rock and roll pero el de la época, año 78, cuando nos juntábamos a tomar mate y escuchar el disco de Invisible  “El jardín de los presentes” en un winco. Hago esta salvedad porque ahora medio como que nos han disciplinado para escuchar la música y leer el mundo más rápido, o con menos sensibilidad, por eso digo que venimos de una época donde se escuchaba y se leía el mundo  de otra manera.

[/vc_column_text][vc_column_text]“Juntarnos a escuchar rock era como estar en una reunión de la cúpula de montoneros”

Las primeras canciones que aprendí fueron tonadas que me enseñó mi abuelo, de las que ahora recuerdo fragmentos: “Te hacés la desentendida, ya no hacés caso de mí…”. Eso lo cantaba mi abuelo y lo aprendí mirándolo.

Juntarnos a escuchar rock, en la dictadura,  eran como una reunión de la cúpula de montoneros, escuchando música que sólo la conseguías de camaradas. De alguna manera como que por ahí las situaciones adversas o extremas bañadas de crueldades inútiles como una dictadura te llaman a ver la cosa, a sensibilizarte de otra manera.

[/vc_column_text][vc_column_text]“Si no hubiera sido por la música y la asociación en una banda de rock and roll ahora sería un poco más pelotudo”

Cuando empecé a tocar, ya de grande, en Córdoba, que tuvimos el primer grupo, una banda que se llamaba “Larga, gorda y cabezona”, una banda que hacíamos un punk post industrial y de hecho sin saber tocar, nunca había tocado la guitarra eléctrica y me desencantaba mucho ver una foto de mí y la imagen que yo tenía de un guitarrista del rock era otra. Yo era un pelado que me ponía la guitarra como en la orquesta del casino, o sea totalmente desencantador y desalentador porque no calificaba estéticamente. Siempre hicimos temas propios.

Respecto del rock and roll he disfrutado la asociación con otros, de hecho allá en Córdoba vivíamos en casas comunitarias así que vivíamos esa parte de la vida doméstica con problemas de pagar la luz, de que todos estuviéramos bien y tuviéramos nuestros trabajos para poder tocar la guitarra.  Y fue un antes y un después porque todos nos tuvimos que transformar, desde lo personal, a ser menos egoístas.  Para sintetizarlo, la música y sobre todo la asociación en una banda de rock me ayudó y creo que si no hubiera sido eso ahora sería un poco más pelotudo.

[/vc_column_text][vc_column_text]«La tonada se toca en el patio de la casa»

Pero el folklore nunca se fue,  jamás. Canto tonadas de manera como un ritual de música étnica. En Córdoba por ejemplo teníamos un amigo, un plástico que le gustaba mucho Rastrojero Diesel y era mendocino. Entonces después de los recitales nos juntábamos en casa y el mendocino ese que era un habitué  nos decía por qué no tocan una tonada con la banda y yo le dije no, porque la tonada se toca en el patio de la casa para la gente que entiende la tonada. No es para un espectáculo porque así lo decide el mercado.  Igual no hace falta que seamos como los Caravajal.

[/vc_column_text][vc_column_text]«Yo lo vi a mi viejo transformándose junto con nosotros»

Mi viejo era hijo de españoles, fue seminarista y tuvimos grandes discusiones porque tenía una colección de la guerra civil española con una visión monárquica de contar la historia. Yo lo vi a mi viejo transformándose con nosotros, cuando empezamos a ver críticamente la política, lo habían criado como un nabo. El rock lo contaminó a él también.

[/vc_column_text][vc_column_text]«Encontramos la rendija por donde salir»

Componemos todos en el grupo, y es maravilloso que nos desatemos mutuamente la cabeza, que nos estimulemos mutuamente con la diferencia de edad que tenemos. Eso tiene que ver con que el sistema tiene fisuras y con que dejamos de ser unos nabos porque encontramos la rendija por donde salir y hacer una banda de rock pero no para conseguir chicas y ser un rock star sino para empezar a pensar y estimular tu cabeza, el espíritu y a confrontarlo con tus compañeros. Me parece que es una buena forma de que haga agua el sistema.

Tenemos un repertorio de 14 temas que gran parte, el 70 por ciento son temas que venimos tocando hace diez años y se han venido mejorando musicalmente. Paralelamente se dio nuestra evolución con los músicos. Yo empecé a tocar con los pibes con esa premisa, acá nadie sabe nada, acá todos necesitamos del compañero porque únicamente de él vamos a aprender a tocar mejor la guitarra, a pensar mejor, a unificar una idea, a dejar de ser un nabo.

[/vc_column_text][vc_column_text]«Un hombre tocando la guitarra es como una cosa desesperada»

Teníamos que llamarnos de alguna manera  y a partir de esas conversaciones empezamos a hablar de la industria metalúrgica del Estado, cuando existía la producción nacional de autos, de aviones, el Rastrojero diesel, que lo hizo Perón. Y estábamos en pleno momento donde vigorosamente venían floreciendo los 90 de Menem, el neoliberalismo al mango y empezamos a hablar de nuestras penurias

Me parece que la banda es primero y la música es como las emanaciones, el olor, que sostenemos entre todos y los temas y la estética nacen a partir de una ideología a la que arribamos, de construir,  porque un hombre tocando la guitarra es como una cosa desesperada.

[/vc_column_text][/vc_column][vc_column width=»1/2″][vc_column_text]“Un amor cercano a la pureza”

A los 14 años era plomo de la orquesta del casino donde tenía un tío que tocaba. Mi primer profesor de música fue Ricardo Soria, el gran baterista. Lo quiero y tengo un recuerdo muy entrañable de él porque me enseñaba música y a la vez me hacía sentir muy importante, me amaba sin necesidad de amarme, o sea, un amor cercano a la pureza.

[/vc_column_text][vc_column_text]«En lo del Negro Juan escuchamos cosas que de otra manera no hubiéramos escuchado»

Empezamos a copiarnos y los que sabían más como el negro Juan Ortega, mi compadre,  que tenía un material muy abundante de discos de vinilo y en la casa de él escuchamos cosas que de otra manera no hubiéramos escuchado, desde jazz hasta rock and roll.  Y el negro sabía tocar la guitarra muy bien desde chiquito y nos pasaba acordes y lo mirábamos tocar.

IMG_7149[/vc_column_text][vc_column_text]«Para ser famosos había que irse a Buenos Aires»

Todas las bandas fueron muy eclécticas porque íbamos del rock a baladas. Rastrojero Diesel aparece después, fue lo último ya éramos mejores como músicos y como personas.

Nos hicimos muy amigos y le interesamos musicalmente a Palo Pandolfo de Los visitantes y ellos nos llevaron a Buenos Aires y ahí comprobamos que para ser famosos  y para ser una estrella del rock había que irse a vivir a Buenos Aires.

Rastrojero eramos el pelado Servetto,  Mario Valenzuela, también ullunero y yo. Fuimos a Bs As y después participamos en el primer Cosquín Rock en la plaza  Próspero Molina. Vimos lo que es la miseria humana, cuando vos vas ahí como una banda desconocida, resignado y admitiendo que lo estás haciendo porque querías conseguir chicas y ser un rock star y dispuesto a transar con todo.

[/vc_column_text][vc_column_text]«Mañanitas ulluneras»

Esta canción la compuse en 2001,  momento de angustia, había nacido mi primer hijo, me había quedado sin trabajo y pensaba eso mientras caminaba y veía la situación. Pensaba que encima me iba a tener que morir acá, lejos de Ullum, del pago, de la gente que quiero, no voy a ver nunca más a mis amigos.

[/vc_column_text][vc_column_text]«No existe el mundo como nos enseñaron»

El mundo está escindido en miles de partes imposibles de unir para convertirnos en nabos. Creo que lo hacen deliberadamente para que seamos funcionales, para que trabajemos para ellos. Eso que dicen que el trabajo dignifica es una huevada que nos han metido porque necesitan que sigamos alimentando sus fábricas y sus hordas de nabos que no piensan y que ven el mundo escindido,  que ven el folklore, el rock y cada uno con su kiosquito.

[/vc_column_text][vc_column_text]«Como un artesano»

Me colgué del flaco y va a trascender de la tumba porque él está impregnando y afectando una cabeza, también Charly García, la época de sui géneris que está muy desestimado

Nunca fui un gran instrumentista para sacar temas de otros y podría decir que sé tocar bien los arreglos de los 14 temas que son de mis compañeros y míos, como un artesano, hago mis propios pantalones y camisas, si me pedís que te haga una camisa parecida a la de otro no me va a salir.

[/vc_column_text][vc_column_text]Banda local

Yo estoy tocando con chicos que eran amigos de mi sobrino, el Pedrito, el hijo de la Elena y ellos cuando yo me volví de Córdoba en el 2006 me dijeron: «Don Luis el Pedro nos contó que tenía una banda en Córdoba y necesitaríamos que nos asesore o que nos enseñe». Y  yo estaba con una caja de vino que había ido a comprar y ellos tomaban la gaseosa y agarrando firmemente  el manubrio y la caja de vino los miré fijamente a cada uno a  los ojos y les dije: «Hijos de puta invítenme a tocar a la banda, no puedo asesorar a nadie ni enseñar nada porque lo he comprobado». Crezco, aprendí de ellos…

Así nació la Banda Local, que es como una forma de ironizar con la importancia de los carteles. El primer ensayo éramos como diez, quedó el Biti, que tenía esa pasta, el fuego sagrado, el Carlitos, ahora estamos tocando con el Kevin, un baterista nuevo que toca bien, y se aprende los temas, y le gusta. Estoy contento porque sufro sólo la resaca, lo demás se trata de inventar: hasta nuevos dolores, nuevas preocupaciones.  Tenemos que mantenernos vivos porque detrás nuestro vienen un montón que ni siquiera vamos a conocer, miles y miles de seres anónimos a los que debemos amar.

[/vc_column_text][vc_gallery interval=»5″ images=»11289,11287,11230,11231″ img_size=»large»][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]Entrevista completa:

Parte 1

Parte 2

[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]
admin
Share on facebook
Facebook
Share on whatsapp
Whatsapp
Share on twitter
Twitter
Share on pinterest
Pinterest
Compartí en tus redes sociales

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *